Tuesday, April 19, 2005

no se puede ser cristiano y de derechas

Wim Wenders, cineasta
"No se puede ser cristiano y de derechas"
Wim Wenders

Por Lluís Amiguet
La Vanguardia
Martes, 19 de abril 2005

Creo en Dios y en Jesucristo y vivo en consecuencia, pero esa fe, que también dicen profesar Bush y la derecha norteamericana y otros tantos conservadores cristianos en Europa, me ha llevado a pensamientos y conductas opuestas a las suyas.
-¿En qué sentido?
-No se puede ser cristiano sin ser socialista.
-Cristiano socialista: ¿no es un oxímoron?
-Al revés. La contradicción está en quien es multimillonario y cristiano como George Bush, caudillo militar; o en quienes, como tantos europeos, son cristianos de derechas.
-Mezcla usted religión y política.
-Un cristiano no puede separarlas. No puede dejar de vivir su fe en todas las facetas de su existencia. No se puede ser cristiano sin arriesgar tu bienestar por los débiles y sin sufrir con ellos; no se puede ser cristiano sin poner todo tu cerebro y tu corazón al servicio de los que sufren hasta compartir con ellos esta Land of plenty (tierra de abundancia), título de la canción de Leonard Cohen, que es también el de mi película.
-Parece usted un telepredicador.
-Fui estudiante de Teología y eso imprime carisma, y soy doctor honoris causa por la Universidad Católica de Friburgo. ¡Y no soy de derechas! Ser cristiano es ser revolucionario: es optar por la vida más allá de la tuya, más allá de lo material, vida eterna, y eso tiene que definirte también tras la cámara.
-¿Por qué no hace una película sobre Jesús? Con Passolini, Scorsese, Gibson...
-La de Gibson era un pingajo sanguinolento. Yo prefiero explicar en cine el compromiso de ser cristiano que hacer otro filme biográfico sobre Jesucristo. Jesucristo está en la vida de cada cristiano.
-¿Por qué se va siempre a EE.UU. a rodar?
-Allí, queramos o no en Europa, se decide el futuro. Aquí practicamos un antiamericanismo infantil que no distingue entre lo bueno y lo malo de América y luego nos enfadamos si ellos no saben diferenciar un checo de un rumano. En EE.UU. el cine me sale de las tripas... ¡Y cuando rodé yo estaba cabreado!
-¿Por qué?
-Porque nos han engañado con esa "guerra contra el terror" que beneficia a los terroristas. El terrorismo es un simple crimen: no se puede elevar a la categoría de guerra.
-Hasta el 11-S sólo los terroristas creían estar en "conflicto armado".
-Bush ha conferido a los terroristas la categoría de combatientes, porque de ese modo legitimaba también sus nuevas cruzadas para controlar los recursos del planeta. Sin el 11-S y la "guerra contra el terror" la derecha norteamericana no se hubiera atrevido a sus nuevas invasiones. Y esa mentira cala más hondo donde tienen menos defensas intelectuales contra ella. Cuanto más pobre sea un barrio en EE.UU., más banderas verá.
-Una bandera es un símbolo ambiguo.
-A mí me repugnaba verla ondear orgullosa sobre el césped inmaculado de las petroleras de Dallas que azuzaban las guerras, pero confieso que me ha emocionado ver la misma bandera, deshilachada, astrosa, sobre las caravanas miserables de los indios o sobre la tumba de un soldado desconocido que perdió la vida en Normandía.
-Todas sus películas acaban en carretera.
-Es una promesa. Cuando acabé de rodar La letra escarlata,donde todo transcurría en una sala,me juré a mí mismo no volver a dirigir ningún filme en el que no salieran coches, carreteras y cabinas telefónicas. El cine es enemigo natural de los espacios cerrados y quiere respirar, moverse.
-Su protagonista es una santa y el antagonista un facha paranoide: ¿no es facilón?
-He conocido personas cristianas o no que dan su vida por los demás. Y no hablo de quienes se sacrifican en un momento heroico, sino de gente que se entrega en cada uno de los instantes de renuncia y sacrificio que brinda toda una existencia. Eso es lo que hace mi protagonista. Hay muchas así.
-Ya me fijaré a ver si veo más.
-Si mira a su alrededor, verá que estamos rodeados de santos. Yo conozco muchos.
-Aquí decimos: "¡Que santa Lucía le conserve la vista...!".
-A mí también me pasa a veces: me da la impresión de que Dios se ha ido de vacaciones.
-O simplemente se ha ido.
-A ese punto no he llegado nunca.
-Me alegro.
-En cuanto al antagonista, también es alguien real que yo mismo conocí. Era un pobre hombre angustiado que no sabía distanciarse de toda la propaganda alarmista del Gobierno para propiciar la victoria conservadora de Bush y justificar todas sus guerras.
-¿Quién era ese pobre hombre?
-Un agente de seguridad paranoico que era vecino mío en Los Ángeles. El pobre se quedó en paro y acabó vigilando el barrio contra los terroristas desde una furgoneta aparcada en la esquina donde vivía rodeado de todo tipo de artilugios de espionaje.
-Tal vez le salvó a usted de un atentado.
-Yo me conformaba con que no me interfiriera la antena parabólica con la que sigo los partidos de fútbol de las ligas europeas.
-¿No le daba un poco de miedo?
-Sus creencias, sí. Muchos cristianos allí aún creen en la supremacía de la raza blanca. Esos fundamentalistas son nuestro enemigo. La religión está hoy desacreditada por esos fundamentalismos; porque el verdadero conflicto donde nos jugamos el futuro no enfrenta a los judíos contra los musulmanes, sino a los judíos integristas contra los judíos liberales y a los musulmanes tolerantes contra los musulmanes radicales.

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